Prólogo

La encontré. Por fin la encontré. Había oído hablar a miles de personas sobre ella, pero para mí eran puras habladurías. Había leído cientos de libros que la mencionaban, pero para mí era solo una leyenda. Siempre creí que era la típica historia que es contada por charlatanes que sólo quieren un poco de atención.

Pero me equivocaba. Sin proponérmelo, en el lugar menos pensado la vi. No fui lo suficientemente astuto como para reconocerla al instante. Al principio creí que era fruto de mi imaginación. Y con el paso del tiempo fui obsesionándome con la idea de poseerla.

La busqué sin pausa, la busqué a lo largo y a lo ancho del globo terráqueo y cuando me estaba por dar por vencido llegó a mí. Estaba en el lugar menos pensado. Aquel lugar en el que no buscar porque sabes que no estará ahí o eso quieres creer. Aquel lugar oscuro, dentro de las profundidades más penetrantes del Imperio de la Mente donde no cualquiera puede entrar. Pero allí estaba. Esperándome. Cómo las hadas que huyen cuando son buscadas y aparecen cuando menos te lo esperas.

Para ser justos he de decir que no es tan impresionante como sus buscadores creen. Pero tampoco es una leyenda como creen los escépticos. Lo único que me atrevo a afirmar es que existe y me pertenece.

La Pluma Fantástica es mía.